19 enero 2013

Lactancia, el gran vínculo entre madre e hijo




Lactancia materna
[Anton Nossik en Wikipedia]

De todos es sabido que las glándulas mamarias de una madre producen leche mientras le dé lactancia a su hijo. Sin embargo, si elige no hacerlo, en cuestión de días, deja de producirse leche. Parece un mecanismo lógico para ahorrar esfuerzo si ésta no va a servir para alimentar al bebé. De modo que son la propia madre y su hijo quienes deciden si ella produce leche o no. Pero, ¿de qué manera se comunican los deseos de la madre/hijo a las glándulas mamarias para que produzcan o no leche materna? La clave está en la propia acción de succionar que hace el bebé sobre el pezón de la madre. Y la oxitocina y la prolactina son las hormonas fundamentales en todo este proceso.
 




Morfología de la mama y sus partes
Figura 1.- Morfología de la
mama y sus partes. [Modificado
de Patrick J Lynck en Flickr]
Las glándulas mamarias crecen y se desarrollan durante el embarazo para poder llevar a cabo la importante función que les espera tras el parto: alimentar al recién nacido. A este crecimiento y desarrollo contribuyen los estrógenos, la progesterona, la prolactina, la hormona del crecimiento (GH) y los glucocorticoides. La estructura interna de cada glándula mamaria tiene 15-20 lóbulos organizados en forma radiada. Cada lóbulo contiene glándulas secretoras de leche denominadas alvéolos. La leche producida en los alvéolos drena hacia los ductos en espera de la succión del pezón por parte del bebé. Por lo tanto, son necesarias tres acciones para la lactancia: producción, secreción y expulsión de la leche.








La prolactina y la oxitocina son hormonas secretadas por la pituitaria (hipófisis), en el cerebro. Los niveles de ambas hormonas aumentan en la sangre a lo largo del embarazo y están implicadas en diferentes aspectos del mismo. Ambas regulan la lactancia tras el parto, pero la oxitocina tiene una función extra: aumentar las contracciones uterinas que provocan el parto. De hecho, la oxitocina sintética se administra con este fin.



La prolactina es la responsable de la producción de leche en los alvéolos mamarios. Por su parte, la oxitocina provoca la contracción de las células mioepiteliales que rodean los alvéolos. La compresión resultante desplaza la leche desde éstos hacia los ductos, desde donde se puede succionar.


La prolactina y la oxitocina regulan la producción y la secreción de la leche materna
Figura 2.- La prolactina y la oxitocina son hormonas secretadas en la pituitaria (hipófisis). La oxitocina se produce en el cuerpo neuronal que se encuentra en el hipotálamo y se libera en el axón que se extiende dentro de la pituitaria posterior. Ambas hormonas juegan un papel fundamental en la lactancia.
Si tanto los niveles de prolactina como de oxitocina en sangre aumentan durante el embarazo, ¿cómo es que sólo se produce la lactancia tras el parto? Esto se debe a que la concentración de estrógenos y progesterona también están aumentados durante ese tiempo, lo que tiene un efecto negativo sobre la función de la prolactina y, por lo tanto, no se produce la lactancia. Tras el parto, los niveles de estas hormonas disminuyen, lo que levanta el bloqueo que ejercían sobre la prolactina, con la subsiguiente secreción de leche.

La disminución de la concentración de estrógenos y progesterona tras el parto permiten la lactancia
Figura 3.- Los niveles elevados de estrógenos y progesterona durante el embarazo inhiben la acción de la prolactina sobre la lactancia. Una vez esos niveles bajan tras el parto, la prolactina activa la lactancia.

Hay tres factores que regulan la lactancia: prolactina, oxitocina y el vaciado de la glándula mamaria. La concentración sanguínea de prolactina aumenta desde 10 ng/ml en una mujer no embarazada a aproximadamente 200 ng/ml en el momento del parto. Después, los niveles disminuyen parcialmente, con un patrón de secreción periódico superpuesto de 7-20 picos a lo largo del día. La acción de succionar los pezones por parte del bebé condiciona estos picos de secreción y de hecho, la secreción de prolactina tiene lugar 1-2 min tras el comienzo de la succión. De no producirse, los niveles de prolactina vuelven a sus valores normales en 2-3 semanas. Los aumentos de la concentración sanguínea de la hormona en estos picos son cada vez menores a lo largo de la lactancia.

Por su parte, la succión del pezón también estimula la secreción de oxitocina en la pituitaria posterior. Gracias a ella, la leche almacenada en los alvéolos drena a los ductos y está disponible para el bebé. Esta oxitocina se produce gracias a los impulsos nerviosos procedentes de la glándula mamaria, que viajan al sistema nervioso central y actúan sobre el hipotálamo. A su vez, el hipotálamo estimula la secreción de oxitocina y prolactina en la pituitaria. Este impulso nervioso se dispara por la succión del pezón por parte del bebé. En ocasiones basta el contacto visual o el sonido del niño para que la madre secrete oxitocina, lo que sugiere un componente psicológico en este reflejo neuroendocrino. 


La succión del pezón provoca impulsos nerviosos que inducen la secreción de prolactina y oxitocina
Figura 4.- La succión del pezón por parte del bebé dispara impulsos nerviosos que actúan sobre el hipotálamo provocando la secreción de prolactina y oxitocina. Esto a su vez produce aumento de la producción de leche.

Referencias




- “Endocrinología básica y clínica”. FS Greenspan, DG Gardner. 6ª edición. Manual Moderno. 2005.

- “Introducción al cuerpo humano”. Tortora y Derrickson. Editorial Médica Panamericana. 2008.

- "Williams Textbook of Endocrinology". Kronenberg. Saunders Elsevier. 2008.
- “Anatomy and Physiology of Lactation”. MC Neville. Pediatric Clinics of North America - Volume 48, Issue 1

- “Endocrinology: An Integrated Approach”. S Nussey, S Whitehead. Oxford : BIOS Scientific Publishers; 2001. http://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK27/
Imágenes
- Imagen de la glándula mamaria en todo el artículo: de Patrick J Lynck en Flickr.
- Imagen del bebé lactando en todo el artículo: de Anton Nossik en Wikipedia.